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domingo, 23 de diciembre de 2012

Alexander Herrmann

Alexander Herrmann
Este ilustre ilusionista ya venía de una familia de magos pues su padre
lo había sido aunque no está claro que fuera profesional o solo un buen
aficionado. Alexander fue el menor de una familia de 16 hijos. El mayor
de todos, Compars, conocido por Carl Herrmann, fue el principal mago
de su generación y fue el maestro de su hermano a quien llevaba más de
30 años de diferencia.
Ocupémonos pues de Alexander y de una descripción más o menos
detallada de los efectos que componían la primera parte de su
espectáculo (compuesto de cinco partes o actos) y como estos son una muestra de algunos de los
efectos más populares de su tiempo, habiendo sido popularizados primeramente por su hermano
mayor y luego por el mismo Alexander (y ya se sabe que los magos de todos los tiempos han
buscado presentar siempre los trucos que ven hacer a las "estrellas") me parece que se puede
aprovechar la oportunidad para describir dichos trucos y luego explicar sus secretos y técnicas.
La siguiente descripción fue escrita por El Gran Raymond, otro gran ilusionista trotamundos
posterior a Herrmann. La descripción de Raymond es la siguiente.
"Herrmann comenzaba el acto haciendo desaparecer sus guantes, truco que en sus manos
parecía deliciosamente real. Luego pasaba sus dedos ligeramente a lo largo de la varita mágica y
de su extremo extraía una naranja. A esto seguía el truco llamado "Conos, naranja y arroz" que
era uno de sus trucos favoritos aparte de ser muy efectivo. Terminado con ello, mostraba las
manos vacías y de detrás de la rodilla derecha hacía aparecer una baraja en abanico.
Luego presentaba una serie de trucos de cartas basados en pura habilidad manual y misdirection
terminando con las cartas elegidas que salen solas de la baraja metida en una copa y puesta
sobre una mesita en el primer plano del escenario. Después de que las cartas elegidas hubieran
subido solas, Herrmann sacaba la baraja de la copa y lanzándola al aire la hacía desaparecer.
Aparentemente había terminado con las cartas – pero, no- ¡sus manos vacías de repente se
llenaban de ellas! Estas las iba lanzando al público a gran distancia incluso hasta las últimas
filas de la galería.
Herrmann luego pedía prestado un sombrero de copa – eran comunes en aquellos días – y
presentaba la "Lluvia de monedas", atrapando mágicamente del aire una asombrosa cantidad de
monedas de plata. Al final las monedas del sombrero se echaban ruidosamente sobre una
bandeja de plata, se mostraban al público y se envolvían en un trozo de papel y el envoltorio se
lanzaba al dueño del sombrero. Este, al abrirlo, encontraba que las monedas se habían
convertido en una caja de bombones. Quedaba un trozo de papel sobrante y Herrmann lo hacía
una pelota que hacía atravesar mágicamente a través de su pierna y luego la hacía desaparecer
lanzándola al aire.
Volviendo al sombrero, de su interior sacaba una enorme cantidad de cosas y al ir a devolverlo a
su dueño, descubría que dentro había un conejo. Herrmann acariciaba el conejo y de repente
tiraba de sus orejas. Mágicamente quedaba con dos conejos, uno en cada mano. Ponía los
conejos en la mesa y hacía ver que eran del mismo tamaño. Entonces los cogía de la mesa y los
dos conejos se convertían en uno solo. Hacía notar entonces que este conejo era más gordo,
tomaba una pistola de la mesa, lanzaba el conejo al aire, y de un tiro lo hacía desaparecer.
Bajaba entonces entre el público acercándose a un espectador, le sacaba el conejo de la
chaqueta. Durante esta acción, se cerraba el telón y Herrmann volvía al proscenio, acunando al
conejo el cual giraba su cara hacia el mago y bajaba una oreja, lo cual causaba mucha risa y
aplausos del público. Se retiraba Herrmann, la música atacaba y se abría el telón para la
presentación de Adelai de Herrmann y sus bailes de gasa y fuego.
Con esto terminaba la primera parte de un programa típico de Alexander Herrmann. Ahora
pasemos a ver como se hacían algunos de estos trucos y otras cosas igual de interesantes.
La desaparición de los Guantes
Comencemos por la desaparición de los guantes. Este es un truco muy simple pero sorprendente
visualmente. Ambos guantes tienen un tiraje elástico que los sube por la manga pero es la forma
en que se hace el truco y los gestos del mago lo que eleva el truco de categoría. He tenido la
suerte de ver una pelicula casera del año 26 en la cual se vé a Frederick Eugene Powell, un
mago norteamericano nacido en 1856, haciendo este truco y por lo tanto puedo explicar
exactamente en que consiste la presentación.
El mago sale con el guante izquierdo puesto y el otro cogido en la mano derecha, como parece
ser que era la moda. La varita mágica, que no faltaba nunca, se trae en la mano con el guante
suelto. Después de saludar al público, la varita se pasa a la izquierda y el guante de la derecha se
dobla con ayuda de los dedos izquierdos de manera que quepa en el puño cerrado. El puño
derecho con el guante dentro está a la altura de la cintura con el dorso
de la mano hacia el público. Entonces se describe un arco con dicha
mano tal como muestra el dibujo 1, terminando con la mano elevada
sobre la cabeza y con los dedos hacia el público. Es en el transcurso de
este movimiento cuando la mano derecha deja escapar el guante el cual
sube por la manga gracias al elástico. La izquierda hace un gesto con la
varita hacia la mano derecha cerrada y los dedos de ésta se abren
lentamente mostrando que el guante ha desaparecido.
Ahora, la izquierda mete la varita bajo el brazo derecho y la mano derecha quita el guante de la
izquierda, el cual se dobla igualmente para que quepa en el puño izquierdo. La derecha coge la
varita de debajo del brazo derecho y la mano izquierda realiza el mismo movimiento que antes
realizó la derecha (ver dibujo) dejando que el guante suba secretamente por la manga. Se señala
con la varita hacia la mano izquierda y se abren lentamente los dedos de ésta mostrando que el
otro guante también ha desaparecido. El efecto es, como ya dijimos, visualmente muy
impactante.
Extracción de un objeto de la varita
Esta es una manipulación increíblemente efectiva y he agregado el calificativo no por exceso de
entusiasmo sinó porque es casi increíble que con algo tan simple se pueda lograr tal efecto
visual y mágico. Todo consiste como ya se explicó, en que el mago desliza sus dedos a lo largo
de la varita y al llegar a su extremo, un objeto tal como una bola o un huevo hace su aparición
como si lo exprimiera del interior de la misma. Herrmann hacía aparecer así la naranja que
necesitaba para su siguiente efecto. Cabe aquí la aclaración de que las naranjas que habían el
siglo pasado no son la fruta enorme que conocemos hoy día la cual ha sido lograda después de
generaciones de cruces, injertos, etc. Las naranjas de entonces podían empalmarse con facilidad
dado su tamaño bastante más reducido. Explicado esto, veamos como se realiza la aparición.
El mago está dando su lado derecho al público, con la varita en la izquierda y el objeto
empalmado en la derecha. La mano derecha se acerca a la varita con los dedos separados pero al
llegar a ella los dedos se cierran a la vez que el objeto se pasa del empalme clásico al empalme
de los dedos. El pulgar derecho se cierra sobre la varita y la posición se muestra claramente en
el dibujo 2.
La mano derecha se desliza ahora hacia arriba a lo largo de la varita y
al hacerlo, el pulgar derecho se pone debajo del objeto empalmado tal
como muestra el dibujo 3.
Al llegar al extremo superior de la
varita, el pulgar derecho empuja
hacia arriba el objeto el cual
aparecerá entonces mágicamente
por encima del puño derecho tal
como muestra el dibujo 4. Eso es
todo. Por supuesto que hay que
ensayarlo bien para lograr la
perfecta coordinación. Sobre todo
no se debe separar los dedos
derechos cuando se deslizan a lo
largo de la varita para que no se atisbe entre ellos el objeto pero el pase realmente no es nada
difícil y sí que es visual y mágico.
Lo que no hemos explicado es como se apodera secretamente el mago del objeto. En este caso,
mi opinión es que ya lo llevaba desde el principio. Volvamos un momento al truco de los
guantes. Era fácil para Herrmann llevar la naranja oculta en la mano izquierda (la que tiene el
guante puesto) y este detalle no dificulta para nada la ejecución de la desaparición de los
guantes. Vean como se haría: La izquierda (con la naranja oculta) coge la varita y se hace
desaparecer el guante derecho tal como ya se explicó. Ahora se pasa la varita a la mano derecha
y junto con ella y ocultamente, la naranja. Se hace entonces desaparecer el guante izquierdo y
ya se está en posición de hacer aparecer mágicamente la naranja de la varita, truco que gana en
efectividad puesto que se acaban de mostrar ambas manos completamente vacías. Lo mejor de
todo es que en toda esta secuencia hay una economía tal de movimientos que todo resulta
totalmente mágico. Además, el mago no ha hecho sinó salir y antes del primer minuto ya ha
realizado tres efectos mágicos.
Conos, naranja y arroz
Incluyo la descripción de este truco aunque dudo que alguno de los lectores se vea tentado a
hacerlo. Primero porque utiliza aparatos que son imposibles de conseguir y segundo porque
dichos aparatos se verían totalmente fuera de moda en un escenario moderno. Sin embargo me
parece que puede resultar inspirador conocerlo.
Este es un truco de los llamados de pasa-pasa. Herrmann pedía prestado un sombrero de copa y
lo ponía boca abajo sobre una mesa. Mostraba ahora una vasija de metal la cual llenaba de arroz
y la dejaba finalmente a la vista del público. Señalando tres conos metálicos que tenia sobre otra
mesa, hacía que el público eligiera uno de ellos y después de meter la varita mágica en su
interior para mostrarlo vacío, lo ponía sobre el sombrero prestado. Hacía elegir otro de los conos
y con éste cubría la naranja la cual había puesto en otra mesa.
Ahora, como para recapitular, Herrmann levantaba el cono que estaba sobre el sombrero,
mostraba que no había nada debajo y lo volvía a poner en su sitio. Levantaba el cono que cubría
la naranja y después de dejarla ver, la cubría pero fingía llevársela oculta y metérsela en el
bolsillo. El público protestaba y él les aseguraba que no había hecho nada y finalmente
levantaba el cono mostrando la naranja todavía en su sitio. Entonces eliminaba el cono dejando
la naranja a la vista sobre la mesa.
Entonces se acercaba a la vasija con el arroz y sin tocarla, juntaba sus manos como si cogiera
invisiblemente el arroz y hacía el movimiento de lanzarlo hacia el cono que cubría el sombrero.
Levantando este cono se veía que, en efecto, el arroz había aparecido debajo, sobre el sombrero.
Tomaba entonces la naranja con las manos y acercándose a la vasija que había llenado de arroz,
la fingía pulverizar y hacerla pasar mágicamente a su interior. Separaba las manos y la naranja
había desaparecido y destapando la vasija, en su interior no había ni un solo grano de arroz sinó
la naranja.
Los dibujos superiores ilustran los aparatos usados. Hay tres
conos de metal. Dos son normales y uno es trucado pues tiene
una tapa interna la cual se abre por fuera mediante un botón. El
compartimento secreto resultante se llena de arroz y se cierra la
tapa. Los tres conos se ponen sobre una mesa con el trucado en
la posición central pues ha de ser forzado y esta es la mejor
posición para ello. No entraremos en el detalle del forzaje pues
todo mago ha de saberlo. Pasemos mejor a la vasija del arroz. Este aparato todavía se utiliza
pues forma parte de un truco algo más moderno llamado " Here, There, Where?" (Aquí, allí
¿dónde?) que no es más que una evolución de este que estamos explicando y en el cual no solo
cambian de sitio una naranja y unos puñados de arroz sinó que también interviene en el baile
una botella (o una pila de fichas grandes de madera, en las versiones más modernas). Los
dibujos de abajo son sacados de un catálogo en el que se anunciaba esta versión más moderna
del efecto que presentaba Herrmann.
Estudiando el dibujo de la vasija del arroz en la página
anterior, se verá que ésta contiene un doble fondo inferior
y un émbolo que permite, presionando sobre el punto C,
elevar la naranja y a la vez abrir el doble fondo. La naranja
está desde el comienzo en la posición mostrada en el
dibujo. El mago toma la vasija y sin mostrarla vacía, la va
llenando de arroz de una bolsa. En el momento en que la
naranja queda cubierta de arroz, el mago puede,
acercándose al público, dejar ver el interior de la vasija y
solo se verá llena de arroz. Después de ponerle la tapa
finge no saber bien donde dejarla y aprovecha este tiempo
para, presionando el punto C, levantar el émbolo con lo cual se abre el doble fondo y el arroz se
esconde por su propio peso en él. Al cabo de los pocos segundos que toma esto, el mago deja la
vasija a la vista y el muelle del émbolo cierra la abertura secreta y la naranja queda sola en el
compartimento principal, lista para el final de la experiencia.
A estas alturas todo estará más o menos claro excepto un par de detalles. Después de hacer
aparecer la naranja de la varita, el mago toma la vasija y la llena de arroz tal como se ha
explicado ya, dejando ver su interior cuando haya cubierto la naranja duplicada. Tapa la vasija y
la deja a la vista después de haber abierto el doble fondo para que el arroz se oculte. Ahora
fuerza el cono trucado con el arroz y después de meterle la varita por dentro para demostrar que
está vacío, lo pone sobre un sombrero de copa prestado el cual usa solo como plataforma. Hace
luego elegir otro de los conos y cubre con éste la naranja.
Haciendo una recapitulación, levanta el cono del sombrero mostrando que abajo no hay nada y
al volverlo a poner, toca el botón secreto con lo cual el arroz sale del compartimento secreto
superior. Levanta el otro cono mostrando la naranja y al volverla a cubrir finge escamotearla.
Después de aprovechar dicha situación, elimina el cono dejando la naranja a la vista sobre la
mesa. Ahora finge pasar el arroz de la vasija al cono del sombrero y levanta éste mostrando que
el arroz ha aparecido debajo.
Lo que no he dicho hasta ahora es que la mesa en que está la
naranja está equipada con una trampa mecánica tal como se
enseña en los dibujos inferiores. No entraré en detalles acerca
de la construcción o funcionamiento de dicho artilugio. Solo
diré que después de estudiar durante mucho tiempo la técnica
de los magos de antaño, considero una lástima que se hayan
dejado de utilizar estos elementos pues los efectos que se
lograban con ellos eran excelentes, tal como veremos más
adelante cuando expliquemos el truco de los conejos tal como
lo ejecutaba Herrmann y otros magos de la época. Esta trampa
en particular la abría el mismo mago presionando con la
muñeca al colocar las manos como muestra el dibujo inferior
para coger la naranja.
Todo está claro ahora. La naranja se había dejado sobre la
trampa y al fingir cogerla entre las manos, se había abierto
ésta y la naranja pasaba al interior de la mesa. La trampa se
dejaba cerrar (el mecanismo estaba provisto de muelles para
que fuera automático) y se avanzaba hacia la vasija del arroz fingiendo llevar la naranja entre
las manos. Aquí se cerraban los dedos como si se redujera la naranja a polvo y se separaban las
manos mostrando que había desaparecido. Abriendo ahora la vasija del arroz, se dejaba caer de
ella la naranja y se mostraba que el arroz había desaparecido.
Trucos de cartas de Herrmann
Tanto Alexander, como su hermano mayor, Carl, eran expertos en el manejo de las cartas. El
lector habrá oído hablar del Salto Herrmann, un salto totalmente invisible y natural, adaptado
magníficamente al trabajo de escena y salón. Desgraciadamente la descripción que nos dejó
Raymond no entra casi en detalles acerca de los trucos cartomágicos realizados por Herrmann
pero como conocemos por otras fuentes algunos de ellos, los explicaremos al vuelo. Hay que
notar como Herrmann le agregaba brillantez a todo lo que hacía. No tomaba simplemente la
baraja de la mesa sinó que la hacía aparecer mágicamente y abierta en abanico de detrás de la
pierna. Gracias a un libro de Al Baker conocemos uno de sus trucos para hacer aparecer un
abanico de cartas y acto seguido hacerlo desaparecer lanzándolo al aire. Todo radica en un tiraje
elástico y a lo mejor, sabiendo esto, el lector pierda todo el interés. No veo por qué tiene que ser
así puesto que el principio del tiraje es uno de los mejores y más efectivos de la magia. He aquí
el truco de Herrmann tal como lo explicó años después Al Baker.
Efecto: El mago muestra la mano derecha completamente vacía por detrás y por delante.
Entonces, de detrás de la rodilla derecha hace aparecer un abanico de cartas. Inmediatamente
lanza dicho abanico al aire y las cartas desaparecen.
Método: El abanico está formado por cartas cortadas en diagonal y sujetas todas por el vértice
inferior como muestra el dibujo de manera que puedan abrirse en abanico. A partir de aquí hay
un tiraje elástico. El tiraje se sujeta a la cintura del pantalón de manera que las cartas cuelguen a
la altura del muslo, más o menos. En esta posición,
la cola del frac del mago cubría las cartas. (Para otro tipo de chaqueta habrá que experimentar
con la colocación de las cartas para que queden ocultas).
Después de mostrar la mano derecha vacía por ambos lados, Herrmann la llevaba tras la pierna
derecha a la altura del muslo y apoderándose secretamente de las cartas colgantes, deslizaba
rápidamente la mano hacia abajo hasta detrás de la rodilla donde abría las cartas en abanico
haciéndolas aparecer en dicho punto. Este era el primer efecto.
Las cartas no se separaban de la pierna e inmediatamente después de haberlas hecho aparecer,
Herrmann miraba hacia arriba, luego miraba las cartas y entonces la mano derecha fingía
lanzarlas hacia arriba. Lo que en realidad hacía. era dejar escapar las cartas y ejecutar el
movimiento de lanzar hacia arriba a la vez que con la vista se sigue el vuelo imaginario de las
cartas. Como se vé todo se reduce a un poco de actuación.
Entre los trucos de cartas favoritos de Herrmann hay uno llamado " El bolsillo egipcio". Es un
truco brillantísimo que consiste en que, después de hacer elegir tres cartas, hacerlas devolver y
mezclar la baraja, ésta se mete en el bolsillo de un espectador y el mismo espectador mete la
mano dos veces en su bolsillo y encuentra las dos primeras cartas elegidas. En la tercera, sin
embargo, falla y al sacar la baraja se ve que dicha carta ha desaparecido. El espectador sopla
sobre su bolsillo y metiendo él mismo la mano, saca la tercera carta la cual ha aparecido
mágicamente en él. Al parecer, el espectador sopló demasiado fuerte pues no solo ha hecho
aparecer la carta elegida sinó una enorme cantidad de cartas las cuales el mago va sacando de su
bolsillo. Al final, el mago le saca un chorro de cartas por la nariz del espectador.
Otro truco de cartas favorito de Herrmann era "La espada de la carta", al cual le sacaba un gran
partido. No se trataba de la espada que conocemos ahora que tiene esa pieza rectangular en la
empuñadura como ninguna espada que se conozca y que los miembros del público no tienen que
ser unos Einstein para sospechar que de ahí tiene que venir la carta o cartas que se fingen clavar
en el aire. La espada usada por Herrmann se muestra en el dibujo de abajo. Véase la manera en
que la mano era la que tapaba la carta y como la espada tenía la apariencia de una espada
normal. Modernamente Lance Burton ha diseñado una espada
para este truco que si bien esconde la carta en la guarda de la
empuñadura, tiene una apariencia de espada real y no la más
común que conocemos y en la cual la carta se oculta
ingenuamente en una pieza rectangular.
Otro detalle en relación con este truco es el siguiente. Sin duda
habrás visto en los catálogos que con esta espada se pueden
atravesar tres cartas elegidas. Esto, en mi opinión, es errado.
Una sola carta elegida es lo más correcto desde el punto de
vista tanto de la presentación como de la inteligencia. Es
posible atravesar una carta en el aire de entre todas las que
vuelan. Si encima la resulta la elegida, entonces el truco es
maravilloso porque el público lo apreciará como una mezcla
de magia y habilidad sobrehumana. Sin embargo si se pinchan
tres cartas, las cuales además quedan perfectamente
distribuidas a lo largo de la hoja, demuestra no solo
ingenuidad por parte del mago sinó que complica la posibilidad de sacarle partido al clímax
sencillo y claro de una sola carta. Además, tres cartas eliminan inmediatamente la idea que se
pueda hacer el público de habilidad sobrehumana por parte del mago porque es simplemente
demasiado e inmediatamente le dan la idea de algún mecanismo.
El truco de las cartas elegidas que suben solas de la baraja es, por supuesto, un clásico.
Originalmente se utilizaba una caja metálica con doble fondo en el que estaban las cartas que
iban a subir. Dicha caja se conoce con el nombre que le dieron en Francia: houlette. Tengo
entendido que quiere decir pala o algo así y se entiende por la forma de la caja. Antiguamente
las houlettes llevaban un corcho lo que permitía colocarlas sobre una botella de agua. El método
para hacer subir las cartas, era, por supuesto, un hilo manejado por un ayudante. La houlette fue
cambiada después por una copa normal y las cartas preparadas se
agregaban secretamente a la baraja. En el siglo pasado Hartz creo la baraja
con mecanismo de relojería para hacer salir las cartas y hoy, por supuesto,
tenemos barajas de este tipo que funcionan por mando electrónico lo que
es curioso porque en el siglo pasado ya se llamó a este truco "Las cartas
eléctricas". Hay docenas de métodos más para hacer este truco, uno de los
cuales se muestra abajo.
Herrmann tenía tres trucos de este efecto. Uno era el común de
hacer salir las cartas elegidas de la baraja metida en una copa, el
otro era uno inventado en el siglo pasado por Dupre: y que
consistía en una houlette de cristal la cual se colgaba del techo con
dos cintas. La houlette con la baraja en su interior se hacía mecer y
las cartas elegidas iban saliendo. El secreto en dos palabras es que
una de las cintas era doble y por ella pasaba el hilo que hacía salir
las cartas. El tercero de los trucos de cartas obedientes de Herrmann
era el que vamos a explicar ahora.
Las cartas y el ramo de flores
Esta era una de las obras maestras de Herrmann. Forzaba cuatro cartas y entonces daba a una
señora de la primera fila un ramo de flores y le pedía que lo tuviera en alto. Recogía las cuatro
cartas y las hacía desaparecer entre sus manos a la vez que
fingía lanzarlas hacia el ramo de flores. Una por una, las
cartas iban apareciendo elevándose de entre medio de las
flores del ramo que en ningún momento dejaba la mano de
la espectadora.
Voy a explicar completamente la ejecución de este truco
pues con los hilos invisibles que hay hoy día puede
resucitarse y ser sensacional. Las cartas que van a salir del
ramo se preparan tal como muestra el dibujo. Este es el
método clásico para prepararlas y no se hable más. Una vez
pasado el hilo, las cartas se meten en una caja o houlette de
hojalata pintada de verde y dicha caja se mete en el interior del ramo de flores de manera que
quede bien oculta. El extremo del hilo asomará por debajo
del ramo. Lo más complicado es la colocación de la
houlette dentro del ramo y esto no se puede explicar por
escrito sinó que hay que descubrirlo en la práctica.
Se dan forzadas de otra baraja las cuatro cartas que
saldrán luego. Se entrega el ramo a la señora y se le pide que lo tenga en alto. Se recogen las
cartas, se escamotean y se descargan en cualquier bolsillo (o en el Topit) a la vez que se finge
lanzarlas hacia el ramo. Ahora se acerca uno a la señora y le pide que levante un poco más el
ramo, momento que se aprovecha para coger la punta del hilo y alejándose uno un poco se va
haciendo salir una por una las cuatro cartas.
Continuación del espectáculo
Como final de la cartomagia, Alexander Herrmann lanzaba cartas al público. Este, como
muchos otros de sus trucos, era uno de los éxitos de su hermano mayor, Carl. Muchos
ilusionistas después de ellos han aprovechado la habilidad para lanzar cartas a gran distancia. En
el interior de un teatro es muy espectacular pues las cartas viajan hasta las últimas filas y hasta
el llamado "gallinero". La excusa que da el mago para lanzar las cartas es darle un recuerdo a
los espectadores diciéndoles que quien atrape una de las cartas tendrá buena suerte, etc. De
hecho, algunos magos se hacían imprimir cartas especiales para lanzar en las cuales ponían su
retrato y el mensaje de buena suerte. Dichas cartas podían entonces ser un poco más gruesas con
lo que ganaban peso y podían volar más lejos. Howard Thurston lograba también un gran éxito
con el lanzamiento de cartas. Houdini era otro que también lo hacia al igual que dominaba
también la llamada carta bumerang la cual regresa a las manos del mago. Houdini la recibía con
unas tijeras y la cortaba en el aire. Modernamente el mago Ricky Jay tiene un número completo
de lanzamiento de cartas.
De aquí Herrmann pasaba al truco de La lluvia de plata usando un sombrero del público. No
entro en detalles pues ya expliqué las bases de este truco clásico en mi anterior revista, El
Puerco Sabio. Nótese el final tan bueno de convertir las monedas en una caja de bombones.
Otro final que Herrmann tenía para esta secuencia era el efecto llamado:
El banquero de Detroit
Después de haber cogido muchas monedas del aire, sujetaba una bandeja metálica en una mano
y hacía que un espectador pusiera en ella, una por una, quince de las monedas que habían
aparecido. Entonces le pedía que juntara las manos y le echaba las 15 monedas en ellas. Acto
seguido le pedía que le diera 5 de dichas monedas y las hacía desaparecer todas de golpe. Una
vez hecho esto, le preguntaba al espectador cuantas monedas tenía originalmente. El espectador
decía que quince.
Entonces el mago le preguntaba cuantas le había dado a él y el espectador decía que cinco.
Preguntaba entonces el mago cuantas monedas le quedaban entonces y el espectador decía que
diez. El mago le hacía contar las monedas una por una y se veía que el espectador
misteriosamente volvía a tener las quince monedas originales.
A este truco tan sencillo Herrmann le sacaba un buen partido. Consiste únicamente en usar la
conocida Bandeja de multiplicación, tal como se ilustra. Esta estaba cargada de monedas en el
doble fondo. Cuando se le echaban las quince monedas en la
mano, en realidad se le echaban veinte. Se le pedía cinco
monedas y se escamoteaban. Cuando el espectador contaba
las monedas que tenía entre las manos, volvía a tener,
misteriosamente, quince. Lo más importante es que se trata de
un truco rápido, casi como una pincelada para rematar el
anterior de la aparición de las monedas y no un efecto largo y demorado.
El sombrero y los conejos
Las producciones del interior de un sombrero, usualmente prestado, eran uno de los trucos más
potentes del repertorio mágico antiguo. Actualmente no se vé nada de esto y se debe únicamente
a que los magos modernos desconocen los procedimientos tan sencillos que se utilizaban. Por
supuesto que hoy día nadie usa sombrero (y menos de copa) por lo que no se puede pedir uno
prestado pero el efecto no se desmerece en lo más mínimo si uno usa su propio sombrero de
copa, el cual puede hacerse examinar, aplanarse, etc. De hecho, el ya nombrado Hartz se hizo
famoso en el siglo pasado por la gran cantidad de cosas que sacaba de un sombrero propio el
cual había hecho hacer ligeramente más grande para facilitar su trabajo de cargas. Algunas de
las producciones que antaño se hacían de un sombrero se pueden hacer hoy de un bolso de
señora. El tema de las producciones de sombrero lo trataremos con más detenimiento dentro de
unas cuantas páginas. Ahora vamos solo a explicar el truco de los conejos.
Alexander Herrmann es el responsable de que los magos seamos identificados con el truco de
sacar un conejo de un sombrero. Esto da una idea del partido que le llegaba a extraer a este
efecto que hoy día creo que no hace ningún mago. De paso, Herrmann también es responsable
de la imagen que ha quedado del mago como un señor misterioso con perilla y bigotes
mefistofélicos. Esto demuestra hasta que punto fue importante este gran mago. El truco original
no era la aparición de un conejo de un sombrero sinó de dos conejos, uno detrás del otro. Para
ello, el frac del mago estaba acondicionado con dos bolsillos secretos en el pecho. En cada uno
de ellos se metía un conejo pequeño. Herrmann mostraba el
sombrero completamente vacío y de repente daba un giro
sobre sí mismo moviendo el sombrero como si cogiera algo
del aire con él. Inmediatamente sacaba un conejo del
sombrero. En el momento del giro, la otra mano metía
rápidamente el conejo de uno de los bolsillos del pecho en el
interior del sombrero. Si se practica con el sombrero se verá
que el gesto, aunque teatral, no deja de ser natural y
disimulado. Este primer conejo se dejaba en el suelo y al
inclinarse ligeramente para hacerlo, el sombrero quedaba a la
altura del pecho con la abertura hacia el cuerpo. La otra
mano cargaba rápidamente el otro conejo en el sombrero y se
sacaba inmediatamente. También podría fingirse sacar del sombrero, sacándolo directamente
del bolsillo tal como muestran los dos dibujos.
Como se vé, no se trata de un truco fácil pero tampoco es tan
difícil. La carga repetida del sombrero es similar en cierta
forma a la carga final de un cubilete.
Otros trucos con conejos
Tan pronto había hecho aparecer los conejos, Herrmann señalaba a un espectador y le
preguntaba si le gustaría tragarse uno de ellos. El espectador respondía o no y Herrmann
continuaba: Bueno a lo mejor usted cree que yo no puedo hacerlo pero mire, voy a meter un
conejo dentro de otro y luego haré que usted se lo trague. ¿ No me cree? ¡Mire bien! Ponía
entonces ambos conejos en una mesa y los hacía como si metiera uno adentro del otro. En
efecto, quedaba con un solo conejo, el cual levantaba y mostraba que ahora era más gordo que
antes.
Para ejecutar esta parte del truco ver la figura que reproduce el anuncio de catálogo de trampas
para la mesa. La que se anuncia con el número 618 se llamaba justamente La trampa para
conejo y es la que se usaba para este truco. Su tamaño era de 20 cm. por 12.5 cm. Los dos
conejos se ponían sobre la mesa de perfil al público y uno detrás del otro. Cubierto por el conejo
delantero, es fácil meter el trasero por la trampa de la mesa. Luego, al sujetar el conejo por la
piel de la nuca y decir que está más gordo que antes, la gente se lo creerá. Hemos reproducido
un dibujo más detallado que muestra esta trampa por debajo pudiendo verse los pivotes
especiales con muelles (los cilindros que se ven en el centro de cada pivote). Los cierres que se
ven en ambos extremos de la trampa permitían utilizar la mesa sin que se abriera. Estos cierres
se controlaban por dos botoncitos sobre la tapa de la mesa. Para usar la trampa, ya sea el mago,
ya sea un ayudante, corría esos dos botoncitos y la trampa se podía abrir hacia adentro con solo
presionar.
El dibujo inferior muestra una mesa dedicada especialmente para este truco. Nótese que atrás
hay un servante, o sea, un estante secreto. Los servantes también podían tener forma de bolsa y
en los dibujos que aquí se reproducen se ven varios modelos posteriores a Herrmann.
Desaparición de un conejo en el aire
Justamente el servante tiene mucho que ver con esta desaparición. El mago estaba detrás de la
mesa con el lado derecho hacia el público. Con una mano toma una pistola y con la otra lanza el
conejo un par de veces al aire. A la tercera hace el movimiento como si lo lanzara y a la misma
vez mete un disparo. El ruido de la detonación sobresalta un segundo al público y en ese
instante el mago deja caer el conejo en el servante y la mano continúa su movimiento
ascendente como si lanzara el conejo al aire. Como se vé es un truco de efecto sociológico pero
bien realizado, de efecto. Se puede ver aquí la génesis de un truco que todavía se realiza en
nuestros días y es la desaparición (o transformación) de una paloma a manos limpias, juego que
se hace lanzando al animal a un bolsillo de la cola del frac. Este truco, todavía utilizado, repito,
fue introducido justamente por Alexander Herrmann en el siglo pasado.
La moda de la magia a partir de la mitad del siglo pasado hasta finales del mismo era que la
magia diera la impresión de que se hacia únicamente por medio de la habilidad manual y sin
ayuda de artículos extras. Los magos utilizaban muchos aparatos secretos, como se ha visto en
este recuento del programa de Herrmann pero lo que percibía el público era que el mago lo
hacía todo o casi todo con sus manos y con artículos de apariencia normal. Incluso los conos y
la vasija de arroz utilizados por Herrmann imitaban objetos de uso común de la época. Léase
nuevamente lo que ya dije en relación con la Espada de la carta. En el caso del truco de los
conejos, hemos visto que se usaba una mesa trucada pero dicha mesa era, vista por el público,
una simple mesa.
Para terminar esta secuencia, Herrmann bajaba por la platea y extraía el conejo de la chaqueta
de un espectador. Hay métodos que permiten cargarle a un espectador un acercaba al espectador
y le pedía que se levantara, éste se negaba a hacerlo y entre los dos surgía una situación cómica,
terminando por fin Herrmann por "convencerlo". El espectador se levantaba al fin y Herrmann
le sacaba el conejo de la chaqueta. Este truco tenía un efecto espectacular y por eso lo elegía
para terminar la primera parte de su espectáculo.
Cuando Alexander Herrmann actuó en París, los magos locales de la época, celosos sin duda de
su éxito, hicieron un gran escándalo porque usaba "ganchos" en su espectáculo. Fue un gran
mago, un artista muy popular que ganó enormes sumas de dinero con la magia y se dio una vida
de rey. Fue un mago que influyó fuertemente la magia de su época. Cuando murió en l896 el
diario New York World dijo que la magia había muerto con Herrmann. Algunos autores
importantes, entre ellos el historiador David Price opinan que si bien la magia no murió con
Herrmann, este mago marcó el punto más alto de su evolución como arte y a partir de entonces
comenzó la decadencia.
Algo más acerca de los Herrmann
Carl Herrmann, el hermano mayor, fué, ya dijimos, el principal mago
de su época. Comenzó copiando mucho del repertorio de Robert-
Houdin pero cuando se radicó en Vienna y conoció al célebre
Hofzinser, adoptó el estilo y varios trucos de éste. Poco a poco fué
eliminando todos los aparatos visibles y terminó con un programa en
el que el mago realizaba todo con las manos. No se trata de
manipulación porque ese es un invento que vendría luego sinó de
juegos completos basados en la habilidad manual. Un ejemplo de
ellos es su famoso Pañuelo serpiente el cual consistía en que un
pañuelo prestado se convertía en las manos de un espectador, primero
en muchos trozos y después en una tira larga. Dicha tira se disparaba
hacia un limón que le había hecho salir de la nariz al espectador y al
partirlo, el pañuelo estaba intacto adentro. Fingiendo notar cierto
aroma a limón en el pañuelo, le echaba perfume y al acercarle accidentalmente una vela, el
pañuelo se encendía. Los restos del pañuelo se envolvían en un papel y al romper el envoltorio,
aparecía el pañuelo restaurado una vez más.
Todos estos trucos se los enseñó a su hermano Alexander quien, según espectadores de la época,
incluso superó a su hermano y maestro. Un detalle curioso es que
Alexander Herrmann debutó como mago profesional justamente en
España en 1861. En septiembre de ese año se unió a su hermano mayor y
juntos presentaron su espectáculo durante cinco semanas en la Academia
de Música de Nueva York. Tuvieron tal éxito que fueron contratados para
actuar ante el mismo presidente Abraham Lincoln. La diferencia entre uno
y otro hermano era que Carl era un artista serio mientras que Alexander
era un humorista nato y su magia y su charla se inclinaba naturalmente
hacia el humor.
Entre 1892 y 1896 Alexander actuó recorriendo el mundo por su cuenta.
Sin embargo en dos ocasiones más, en 1867 y en 1869 los dos Herrmann
se asociaron para presentar su espectáculo combinado en la Academia de
Música de Nueva York, una plaza fuerte para ellos. Aparte de sus viajes por toda América del
Norte y del Sur, Alexander también recorrió las capitales europeas. En 1870 debutó en Londres
y a partir de enero de 1871 tuvo una espectacular temporada de tres años en el Egyptian Hall
después de la cual pasó a los Estados Unidos.
Alexander Herrmann era un favorito en España, habiendo actuado ante la Reina Isabel II y el
Rey Alfonso XII. Tenía varias condecoraciones incluyendo la española de Carlos III y joyas
regaladas por reyes y príncipes de varios países.
Un dato curioso y que demuestra hasta que punto Alexander y Carl Herrmann eran los
principales magos del mundo es que en el año de 1885, decidieron no competir entre ellos y se
dividieron el mundo, artísticamente hablando, en dos partes, una parte para cada uno. En efecto,
Carl Herrmann se quedó con Europa y Alexander con América. Los últimos 11 años de su vida
los pasó Alexander actuando principalmente en Estados Unidos pero también en México donde
incrementó aún más la fama que ya tenía en esos dos países.
Alexander Herrmann murió de forma sorpresiva de un ataque cardiaco en su vagón privado de
ferrocarril en ruta hacia una actuación. A pesar de haber ganado enormes cantidades de dinero,
no dejó gran fortuna a causa de pérdidas sufridas en otros negocios distintos a la magia. Eso sí,
se dio la gran vida y nunca le faltó de nada. Poseía una lujosa mansión, un yate, dos vagones
privados de ferrocarril, un lujoso carruaje con caballos y una enorme colección de joyas y
antigüedades. A su entierro asistieron miles de personas.

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